Su abuela tiene solo unos días de vida. Él decide hacer que pase un día inolvidable.

No nos damos cuenta del valor de algo hasta que lo perdemos; cuando sabemos que vamos a perder la vida, intentamos a toda costa disfrutar plenamente de cada segundo que nos queda por vivir.

El apoyo psicológico de la familia y los amigos sigue siendo tan crucial como el propio tratamiento, incluso en una etapa muy avanzada de una enfermedad. Puede tener un impacto en la velocidad de la progresión de la enfermedad en algunos casos, llegando incluso a la curación. El paciente, al ser escuchado, atraviesa la prueba de la enfermedad más fácilmente e incluso puede olvidar que está enfermo.

El adolescente Stephen Vigil, de 17 años, decidió brindar apoyo psicológico a su abuela, quien padecía cáncer, haciendo realidad su sueño. Una vez que supo que le quedaban solo unos meses de vida, este joven de Virginia decidió hacer algo grandioso para añadir un toque de magia a la vida de su abuela.

La gran sorpresa

Stephen tiene una relación muy cercana con su abuela, Julia Jarman, de 92 años; la describe como su mejor amiga.

Después de que le diagnosticaran cáncer de páncreas, el joven decidió aprovechar el baile de graduación para prepararle una sorpresa a su abuela. Así que informó al director de su escuela secundaria que iba a llevar a una compañera muy especial. Incluso le concedieron un plazo para organizar todo, teniendo en cuenta las circunstancias especiales del estudiante. El director incluso «transgredió» una regla del baile, ya que la pareja no debe superar los 20 años, lo que permitió a Stephen acompañar a su abuela de 92 años.Los amigos del adolescente apoyaron su decisión.

Stephen Vigil acompañó a su abuela, Julia Jarman, a la fiesta escolar en el Liceo de Stafford en Fredericksburg, Virginia, después de enterarse de que solo le quedaban unos meses de vida debido a su cáncer.

Él decidió llevar a su abuela a la fiesta de fin de curso para disfrutar del tiempo que les queda juntos.

Julia Jarman, quien nunca antes había asistido a un baile de graduación, estaba elegantemente vestida; llevaba un vestido azul para combinar con el chaleco de su nieto y la corbata de su pajarita. También llevaba un ramo de rosas rojas.

El director de la escuela le entregó una corona de plata y una banda que decía «la reina del baile» cuando desfiló por la sala.
Julia Jarman apreció mucho su primer baile de graduación, al que describió como maravilloso. Declaró haber pasado un momento memorable en compañía de su nieto y sus amigos. Se rió, habló con los compañeros de su nieto y disfrutó mucho.

El nieto admitió que el hecho de que a su abuela le quedara poco tiempo de vida lo impulsó sin dudarlo a tomar la decisión de acompañarla a su baile de graduación. Estaba muy feliz de haber compartido ese momento con ella y guarda recuerdos inolvidables.

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